Día de la Madre en Bolivia entre el amor inquebrantable y el vacío de una desaparición

Día de la Madre en Bolivia entre el amor inquebrantable y el vacío de una desaparición

Este 27 de marzo, Bolivia conmemora una fecha cargada de simbolismo: el Día de la Madre. Una jornada destinada a reconocer el amor, la entrega y la fortaleza de millones de mujeres que sostienen la vida y construyen el futuro. Pero detrás de los actos protocolares y los mensajes de felicitación, existen madres que no tienen nada que celebrar. Madres que viven inmersas en la incertidumbre y el dolor más profundo: la desaparición de una hija o un hijo.

Sus rostros rara vez ocupan portadas, pero sus historias son el reflejo más desgarrador de un país que aún no ha asumido con firmeza su responsabilidad frente a la desaparición de personas. Mujeres que, día tras día, buscan respuestas en un sistema que muchas veces las deja solas, atrapadas entre la burocracia, la revictimización y el olvido institucional.

En Santa Cruz, una madre clama frente a las cámaras: “Por favor, devuélveme a mis hijas”. Sus dos hijas desaparecieron presuntamente raptadas por un inquilino. Un caso que recuerda cuán vulnerables son las niñas cuando el agresor no es un extraño, sino alguien cercano y aparentemente confiable. En otro extremo de la misma ciudad, otra madre busca a su hija desaparecida hace tres años. Cree que fue víctima de un abusador en serie. La investigación no ha arrojado resultados concretos.

Hay quienes han cruzado fronteras para seguir buscando. Una madre boliviana que reside en Italia ha regresado al país una y otra vez desde 2020 para buscar a su hijo piloto, desaparecido sin dejar rastro. El tiempo transcurre, pero no hay verdad ni justicia. “Solo quiero saber qué pasó con mi hijo”, dice con la voz quebrada, pero firme.

En Tarija, una madre y su hija se desvanecieron juntas. En Montero, una adolescente de 13 años lleva días sin aparecer. Las historias se repiten, con distintos nombres, edades y circunstancias, pero con un patrón común: la ausencia de respuestas, la lentitud en la reacción de las autoridades y una sociedad que, salvo contadas excepciones, ha normalizado el drama.

En muchos casos hay indicios que apuntan a posibles delitos como la trata de personas, la explotación sexual o el secuestro con fines criminales. Sin embargo, la respuesta estatal sigue siendo fragmentada, tardía y carente de un enfoque integral de derechos humanos.

En Bolivia, no existe aún un protocolo nacional unificado para la búsqueda inmediata de personas desaparecidas. Tampoco una base de datos actualizada, ni una instancia especializada que acompañe a las familias de forma sostenida. El dolor de estas madres no solo nace de la pérdida, sino también de la indiferencia.

Este Día de la Madre, más allá de las flores y los homenajes, exige un ejercicio colectivo de empatía y memoria. Escuchar a estas madres es reconocer una deuda pendiente del Estado, pero también una responsabilidad compartida como sociedad.

No podemos permitir que su lucha se apague en el silencio. Que sus voces se pierdan entre los trámites y las estadísticas. Que sus hijos e hijas desaparezcan por segunda vez: en el olvido.

Hoy, muchas madres bolivianas no celebran. Pero siguen buscando. Y seguirán haciéndolo, porque el amor de una madre es inquebrantable, pero no debería ser solitario.

Síguenos

Dirección: Calle Guerrilleros Lanza Nº 1536, Zona Miraflores
Teléfono: (+591) 2 226672
Fax: (+591) 2 226672
Correo Electrónico: 
observatoriodetrata@mailcecasem.com