En el marco del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), se destaca la preocupante incidencia de la violencia sexual comercial en Bolivia. Según datos del Ministerio Público, en 2023 se registraron 1.359 casos de trata, tráfico de personas y delitos conexos, de los cuales 17 casos corresponden a violencia sexual comercial.
A nivel global, mujeres y niñas representan el 71% de las víctimas de explotación sexual, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la agencia Telesur. En Bolivia, las principales víctimas de estos delitos son mujeres jóvenes y adolescentes, muchas de ellas provenientes de contextos de pobreza, falta de oportunidades laborales y educación.
En Bolivia, las principales regiones de incidencia incluyen áreas urbanas con alto dinamismo económico, como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba. Sin embargo, también se reportan casos en zonas rurales, donde la falta de acceso a la justicia y el control territorial por parte de redes de trata agravan la situación.
La violencia sexual comercial no es un fenómeno nuevo, pero su incidencia ha aumentado con las facilidades que brindan las redes sociales para captar y explotar víctimas. En 2022, la OIT estimó que 6.3 millones de personas fueron víctimas de explotación sexual a nivel mundial. Este tipo de violencia se entrelaza con la trata de personas, un delito que no solo abusa del cuerpo de las víctimas, sino que las despoja de sus derechos básicos.
El 25N es un recordatorio de que la violencia de género sigue siendo un problema global, con impactos devastadores para las mujeres y niñas. En Bolivia, la lucha contra la violencia sexual comercial es particularmente crucial, ya que estos casos representan la forma más extrema de violencia contra las mujeres, perpetuada por redes criminales que operan en total impunidad.
En 2022, la OIT informó que 27.6 millones de personas fueron víctimas de explotación, de las cuales 22 millones enfrentaron trabajo forzado y 6.3 millones explotación sexual. Estos datos evidencian un problema sistemático de victimización mundial que afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas.
En este 25N, se recordó que erradicar la violencia contra la mujer no es solo una meta, sino una responsabilidad colectiva. En Bolivia y el mundo, los datos son un llamado a la acción para proteger a quienes están en mayor vulnerabilidad.